Venezuela Quiere Unidad

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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Democracia, viejo anhelo

La democracia no surge por generación espontánea. La humanidad tuvo que aprender demasiado antes de proclamar que democracia era el “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Es impropio hablar de triunfo de la democracia cuando esta se encuentra desahuciada o replegada al espacio de los anhelos insatisfechos. Nadie extermina de un solo tajo a la democracia; todos los habitantes de una comarca, donde deja aquella de existir, son cómplices de tamaña desgracia. La democracia no se extingue sin el consentimiento, tácito o explícito, de todos los integrantes de una comunidad. Fuente Ovejuna lo rubricó hace varios siglos. La democracia vive con nosotros y por nosotros y deja de existir también con y por nosotros.

Una de las ventajas de la libertad de expresión y de la necesidad de la existencia de la prensa libre es haberse esta constituido en un registro histórico que, a su debido tiempo, es develado por gente experta y acuciosa para interpretar los hechos situándolos en sus circunstancias históricas, es decir, en el tiempo y en el espacio. Aquello que la prensa registra –en blanco, en gris o en negro– es un material indispensable para recordar y evaluar las huellas del tiempo en los más variados espacios. La prensa guarda en sus páginas y en sus imágenes los momentos de florecimiento de la vida democrática, las fechas en las que se buscó estrangularla y también los momentos donde parece que se perdieron sus huellas; de igual forma los medios también son testigos de nacimientos y renacimientos de la democracia porque el ser humano, en su esencia, es una persona nacida para vivir en comunidad y para establecer y observar normas que lleven a una saludable convivencia.

Hubo tiranos que cortaron la lengua a sus contradictores. Existen gobernantes en nuestra aldea global que difaman, maltratan, injurian o desestiman a quienes no comparten sus ideas ni aplauden actitudes reñidas con la esencia misma de la democracia y el espíritu batallador de un pueblo. La democracia es una construcción que avanza a ritmo lento; se cristaliza en lustros o decenios, viviéndola, apreciándola y defendiéndola. La democracia no se la impone; es un proceso de largo aliento que requiere de la decisión de un conglomerado humano para hacerla realidad. Tanto quienes gobiernan un país como aquellos que los eligieron para servirles desde el poder político, deben estar conscientes de la validez y necesidad de la democracia a fin de robustecerla mediante el ejercicio diario de derechos y deberes inherentes a esta decisión política.

La democracia en Ecuador nunca maduró lo suficiente para llegar a ser un sistema de gobierno confiable; con diversos pretextos, ayer como hoy, se la ha violado con saña y se ha impedido que llegue a su madurez. No es apropiado, por decir lo menos, proclamar que hace un año triunfó la democracia en Ecuador. Creo indispensable ponernos de acuerdo en qué es la democracia, porque si se afirma que Cuba vive en democracia, ¿hacia dónde vamos nosotros? Si el 30-S triunfó la democracia, entonces, no fue la democracia que conozco.

David Samaniego Torres

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