Venezuela Quiere Unidad

Venezuela Quiere Unidad

domingo, 27 de febrero de 2011

De presos y políticas (Rafael Díaz Casanova)

La prisión es una medida que han diseñado las sociedades con el fin de tratar de rescatar la calidad humana de los delincuentes. Técnicamente existen varias calificaciones para las personas que son sometidas a la limitación de su libertad física. Se habla del detenido o arrestado, se menciona al procesado y se dice del condenado.
No somos ni queremos ser expertos ni nada que se le parezca, en estos temas de la privación de la libertad. Creemos que la libertad es, después de la vida y la salud, el derecho humano más preciado por el hombre.
Desafortunadamente, quienes transgreden las leyes de la sociedad, de manera grave, deben ser privados de su libertad física, pero ello debe ocurrir dentro de un marco de respeto a la condición de seres humanos que los delincuentes mantienen.
Las cárceles venezolanas y las de muchos países del globo, no cumplen con esta última condición.
Por medios de comunicación y muy especialmente por programas de radio, nos hemos enterado de los pormenores numéricos del conjunto de sitios de reclusión que existen en Venezuela.
Entendemos que en todo el país existen treinta y tres sitios que tienen la calificación de “cárceles”. Ellos están distribuidos en toda la República y fueron diseñados, al momento de construirlos o de adaptarlos para esos fines, para alojar a doce mil quinientos presos. Aquí ya encontramos la primera barbaridad. De acuerdo con lo que hemos escuchado desde la boca de un ministro del régimen, para el cierre de 2010 había en esas cárceles 44.520 ciudadanos, entre los que se encuentra un número muy importante de personas que están pendientes del proceso legal que determine si son culpables o inocentes.
No queremos imaginarnos cuales son las condiciones en las que se encuentra ese grupo muy numeroso de personas y cuales son los efectos de la mezcla que significa la convivencia entre condenados y procesados. Toda una, o treinta y tres mazmorras.
Tampoco queremos imaginarnos las condiciones de la salud (física y mental) de hombres y mujeres que están sometidos a un hacinamiento de casi cuatro personas en el espacio que se proyectó para alojar a una sola de ellas.
Pero, para no entrar en las partes técnicas que afortunadamente desconocemos, nos hemos enterado que para 2010, el presupuesto destinado a la alimentación de los presos de la República, era de catorce bolívares por cada preso para la elaboración de sus tres comidas, cantidad muy limitada, pero gravísima, cuando nos enteramos que eso era solo para los 12.500 confinados que contempló la teoría. Si establecemos la relación entre 12.500 y 42.520, la asignación diaria disminuye a la exigua cantidad de cuatro bolívares con una locha. Se imaginan que con eso no se puede servir, ni siquiera, bazofia.
El espacio y nuestra ignorancia nos impiden abordar otras vertientes del problema carcelario nacional.
No quisiéramos terminar estas líneas sin mencionar el tema de los presos políticos que constituyen una aberración de las actuaciones del régimen que nos acogota y descuaderna el país. Afortunadamente, la valentía de los estudiantes que realizaron una huelga de hambre que comprometió a más de ochenta jóvenes por veintitres días, ha puesto en primer plano de la discusión nacional este álgido y vergonzoso tema.
Quienes están detenidos no pueden permanecer en esa condición sino un tiempo mínimo, que está claramente establecido en las leyes. Quienes están procesados necesitan, merecen y exigen una justicia que justifique ese nombre y que sea imparcial y oportuna. Y quienes están condenados deben tener centros de reclusión en los que se pueda lograr, no solo su castigo, sino la posibilidad de aprender los temas que permitirán, Dios mediante, su reinserción en la sociedad. Creemos que en esta materia, los gobiernos y la sociedad estamos “raspados”.
Caracas, 23 de febrero de 2011.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Signos inequívocos

Signos inequívocos
Francisco Layrisse

Miércoles, 23 de febrero de 2011

Olvidémonos de soluciones para el caso de las empresas básicas de Guayana, estas dan pocos votos electoralmente hablando y consumen cuantiosos recursos fiscales

Las señales que el gobierno nacional, por intermedio de sus principales voceros, envía al país son de crecientes dificultades en prácticamente todos los ámbitos del quehacer económico, social, político, internacional. El lector puede escoger cualquier tema, área y en prácticamente todas ellas la gente experimenta una sensación de hastío, de cansancio, de una orfandad de ideas para resolver los crecientes problemas del ciudadano, que realmente preocupa. En algunos se apodera la idea de que los problemas no tienen solución; la confianza en la capacidad de la actual administración para resolver los mismos cae en picada.

El venezolano pone cada día más en duda que pueda venir del actual gobierno las soluciones a los problemas que lo agobian, pero el desencanto y la desesperanza no marchan al mismo ritmo. Si bien para un número creciente de venezolanos el desencanto con la actual administración es harto visible, también no es menos cierto que un elevado porcentaje de venezolanos mantiene un esperanza viva en el presidente, mas no en el gobierno. La conexión del primer mandatario con estos sectores es igualmente innegable. La misma es en cierta forma casi religiosa, mística, es una suerte de enamoramiento colectivo con el presidente.

No obstante lo anterior, la actual administración está consciente del problema, del desencanto de la población con la gestión gubernamental, con los resultados concretos y tangibles de la revolución bolivariana. La necesidad de levantar y mantener las esperanzas de los sectores poblacionales devotos del primer mandatario condiciona, limita la acción del gobierno. En pro de ese objetivo, la actual administración definirá sus cursos estratégicos. No importa si los mismos pudieran ser contradictorios con estrategias anteriores. Se les va la vida en ese proyecto, no hay espacio para fallar, las consecuencias de hacerlo serian la pérdida de las elecciones en el 2012. La salida del poder con las implicaciones que eso pueda tener.

Pero el gobierno tiene un reducido margen de maniobra, muy poco o casi nada queda por expropiar sin honrar los compromisos que de allí se deriven. La estatal petrolera se ahoga en deudas y muestra cada vez señales de estar exhausta. El negocio no da para poder satisfacer la voracidad fiscal del gobierno, los planes extraordinarios que este le impone y al mismo tiempo lograr mantener e incrementar su producción. Las declaraciones presidenciales de la gasolina más barata del mundo aunado al proyecto de un ahorro compulsivo de 100 mil barriles diarios no hacen sino confirmar el déficit fiscal del gobierno.

Creo que la inmensa y abrumadora mayoría del país acompañaría una decisión del gobierno nacional de un incremento progresivo de los precios de los combustibles en el mercado nacional, pero esto no podría llevarse a cabo si al mismo tiempo el mismo gobierno nacional mantiene el descomunal subsidio que hace en las ventas de crudos y derivados a Cuba, Bielorrusia, China y en general a los países afectos al presente régimen.

El gobierno se ha entrampado él solo, no puede mantener el afecto de sus mentores cubanos y al mismo tiempo hacerle tragar a los venezolanos un incremento de precio de los combustibles o un racionamiento de los mismos.

Olvidémonos de soluciones para el caso de las empresas básicas de Guayana, estas dan pocos votos, electoralmente hablando y al mismo tiempo consumen cuantiosos recursos fiscales necesarios para intentar ganar las elecciones. Los problemas nos alcanzaron y la capacidad del gobierno de proveer una solución oportuna para ellos es por demás muy baja, con rendimiento electoral precario

domingo, 13 de febrero de 2011

¿Tarjeta única?

En 1957 el autor Anthony Down publicó su “teoría económica de la democracia” en la que advertía que la gran mayoría de los votantes en una sociedad se encontraban en el centro del espectro ideológicoaislados de los extremos políticos. Esta premisa ha fundamentado durante décadas la estrategia electoral de captación de votos independientes. Es así como en ningún país democrático normal un movimiento político gana exclusivamente con sus votos duros, razón por la cual deben convocar en sus campañas a indecisos o independiente quienes usualmente deciden las elecciones.

En Venezuela esto es unaperogrullada hasta el punto que ha sido una practica recurrente, en el medio siglo de elecciones democráticas, la creación de comités de independientes en el marco de una campaña electoral, sobretodo de corte presidencial.

Sin embargo, cincuenta años después de la famosa teoría de Down, en Venezuela unos sesudos analistas descubrieron el “agua tibia” con la tesis refrita de los “ni-ni” o “no alineados”, que ha servido de argumentación para revivir la antipolítica radical que hoy pretende eliminar del tarjetón electoral a las organizaciones partidistas, con lo cual se enterraría el ultimo vestigio de institucionalidad democrática en el país. Nadie niega el dato estadístico que revela que casi la mitad del electorado se rehúsa a predeterminar su identidad política bajo los parámetros polarizantes de “chavista” y “oposición”.

Ambos extremos políticos tienen un alto voto duro o militante, pero la mayoría electoral se encuentra el centro del espectro como es lo normal, según advirtió Down medio siglo atrás. Estos independientes, o “no alineados” como lo llaman ahora los patentadotes del “agua tibia”, siempre terminan votando por una de las opciones polarizantes, lo que equivale a decir que el día de las elecciones no hay “ni-ni”.

El deber de un candidato es convocar y captar a la mayor cantidad de indecisos durante su campaña electoral con estrategias igualmente milenarias que se basan en propuestas concretas y mensajes centristas que trasciendan del posicionamiento extremista original, mucho mas tratándose de una elección presidencial en la que el elector vota por el nombre del candidato más que por las organizaciones que lo postulan. En una campaña los partidos políticos que apoyan a un candidato garantizan el voto duro ideológico y la maquinaria política imprescindible en una elección, mientras que el perfil del candidato y su estrategia de campaña es lo que determina su votación definitiva.

Es lamentable que a estas alturas tengamos que gastar tinta para recordar el ABC de la política electoral, pero no queda alternativa ante este resurgir de la antipolítica que ahora pretende asegurar la falacia de que para ganarle a Chávez en 2012 se requiere eliminar las tarjetas partidistas históricas del tarjetón electoral para sustituirlas por una “tarjeta única” cuya identidad nadie conoce.

Una cosa es crear una nueva tarjeta electoral de corte independiente conel objetivo de canalizar el voto “no alineado”, y otra muy distinta es decretar la muerte de los partidos políticos que son los que han consolidado ya ese 52% de intención de voto a través de una alianza perfecta que garantiza la unidad en cuanto al candidato que es lo realmente relevante. El problema no es lo que ya existe sino lo que hace falta. Ojala se creen más partidos y tarjetas que sean capaces de representar sectores importantes de la sociedad y que vayan más allá de los partidos preexistentes. En todo caso, si de ganar se trata, en Venezuela siempre ha sido un objetivo clave en las elecciones presidenciales, procurar que la mayor cantidad de organizaciones postulen al candidato. Basta con remontarnos a los dos últimos presidentes electos en el país, Hugo Chávez y Rafael Caldera, quienes se montaron ambos en alianzas perfectas proliferas llamadas coloquialmente “chiripero”. De hecho, ya el propio Chávez está retrocediendo en eso del “partido único” para volver hablar del “polo patriótico”. Lo cierto es que nadie en su sano juicio puede sostener que es beneficioso prescindir en las próximas elecciones presidenciales de tarjetas de partidos como AD, COPEI, MPJ, UNT, entre otros. Lo que sí es relevante es la elección en primarias de un candidato único.

En todo el mundo, igual que en Venezuela, el voto de los “no alineados” terminan siendo captados por alguno de los extremos en contienda. Esa moda de mitificar a los “ni-ni” con tesis que sugieren que para captarlos se requiere ser químicamente puro, han dejado a más de un incauto en la estocada. Y si no pregúntenle al PPT. En una campaña el voto duro ideológico y la militancia son tan importantes como el voto de los independientes. Dejemos el complejo, entandamos de una vez por todas que no hay democracia sin partidos y reconozcamos el inmenso avance obtenido por la MUD. Como decía Maneiro, si el problema es la democracia entonces la solución es la democracia. Reivindiquemos a los partidos, eso sí

José Ignacio Guedez

viernes, 11 de febrero de 2011

Cuando hablamos de Jóvenes, Hablamos de Venezuela.

El 12 de febrero se celebra el Día de la Juventud venezolana, en conmemoración de la Batalla de La Victoria, ganada ejemplarmente en 1814 por José Félix Ribas con jóvenes del Seminario y de la Universidad de Caracas.

El 10 de febrero de 1947 la Asamblea Constituyente decreta que se celebre el 12 de febrero como el Día de la Juventud en Venezuela «en reconocimiento a los servicios hechos a la república por los jóvenes».

En todo el país se llevan a cabo actos conmemorativos del Día de la Juventud, pero los más importantes de este día se realizan en la ciudad de La Victoria, en la plaza principal que lleva el nombre del héroe José Félix Ribas y donde existe el grupo escultórico integrado por el héroe y varios jóvenes que reciben instrucciones sobre el manejo del fusil.

Este monumento, esculpido por Eloy Palacios, lo decretó el Presidente Andueza Palacios quien vino a erigir durante el gobierno de Joaquín Crespo, inaugurándose el 13 de febrero de 1895.

Como un estímulo a la juventud creadora de Venezuela, el Ministerio de la Familia otorga ese día la condecoración "José Félix Ribas" a los jóvenes que se han destacado en el año en diferentes áreas.

Así pues, con un puñado de universitarios y seminaristas, José Félix Ribas Campo Elías se cubrieron de gloria al derrotar en La Victoria a Boves y Morales el 12 de febrero de 1814.

Después de haber dejado bien protegida a Caracas mediante la construcción de una "Ciudadela" formada por 25 manzanas en tomo a la Plaza Mayor, Ribas reúne un puñado de jóvenes inexpertos en el uso del fusil, armados más que todo del coraje que inspira la defensa de la patria, y con ellos, que unidos a los soldados no pasan de 1.500, marcha a La Victoria a enfrentarse a las tropas realistas, que tienen unos 2.500 hombres.

La batalla comenzó antes de las 8 de la mañana, y a las cinco de la tarde aún no se había decidido por ningún bando. Finalmente, cuando ya empieza a oscurecer y los patriotas están más comprometidos resistiendo los ataques de Morales, aparece Vicente Campo Elías con un valioso refuerzo de 220 soldados, lo cual fue suficiente para que con el empuje de Mariano Montilla, Sedeño, los hermanos Padrón, Campo Elías y el propio Ribas, se obtuviera el espléndido triunfo de la Victoria. Unos cien patriotas murieron, entre ellos el coronel Rivas Dávila.

La Victoria fue una batalla que, si se atiende a la enorme diferencia numérica, era imposible que ganaran los patriotas; sin embargo, el coraje, el encendido patriotismo de Ribas, «airado e imponente como el ángel terrible de Ezequías», así como el oportuno auxilio de Campo Elías, lograron el milagro del triunfo, un triunfo que lo fue de la juventud que heroicamente se inmoló ese memorable día. Esta batalla impide el intento realista de cortar las comunicaciones entre Caracas y Valencia.

Al día siguiente, como estímulo a esa juventud que se inmoló en La Victoria, el Libertador otorgó al hijo de José Félix Ribas, de apenas tres años de edad, el título de "Capitán vivo y efectivo de Infantería de Línea, con el goce de sueldo desde hoy, y con la antigüedad del día en que empezare a hacer el servicio".

Luego de hacer una breve reseña histórica de tan importante fecha para la juventud venezolana, los jóvenes nos encontramos en pleno siglo XXI frente a un régimen tiránico, absolutista, profundamente divisionista y excluyente. la importancia de la participación de la juventud en la política venezolana es clave y determinante para avanzar y ayudar al rescate sin condiciones de los principios y valores democráticos sin mayores aditivos "químicos" los jóvenes ya no somos el futuro del país, somos el presente y actores fundamentales de la Venezuela del progreso, del futuro, del respeto y de la productividad teniendo como punta de lanza lo social y económico en equilibrio y armonía.

Los jóvenes tenemos un gran compromiso con el país, sobre nuestros hombros reposa la inmensa responsabilidad de entregar una nueva Venezuela a la generaciones que se vienen levantando, y por lo tanto no pueden haber excusas de ningún tipo. Debemos cumplir y lo estamos haciendo.

Necesitamos aires jóvenes en Venezuela. Mentes novedosas, creativas, abiertas, que pongan sus ojos en el futuro y sean parte de un país más justo, libre y competitivo para todos

Cuando hablamos de Jóvenes, Hablamos de Venezuela...

¡¡FELIZ DÍA DE LA JUVENTUD PARA TODOS!!

Genaro Mosquera