Diana Pérez Gámez
Upata.- Nada ha cambiado en el matadero municipal de Upata, en el municipio Piar, el panorama parecer empeorar con el paso del tiempo, y la Alcaldía, a través de la Fundación Yocoima, no ofrece soluciones, más que llevar el agua para limpiar el lugar. Los proyectos de mejoras de los potreros, de las instalaciones y la construcción de un matadero industrial han quedado en promesas.
Un espacio inmundo sigue siendo el lugar donde se degüellan diariamente unos 50 animales que se destinan para el consumo humano en Upata y zonas vecinas.
Según trabajadores del lugar, el pasado 1 de diciembre la matanza estuvo a punto de pararse, pues millones de moscas ocuparon el recinto; sin embargo, las autoridades sanitarias permitieron el ingreso a la sala para el sacrificio normal de las reces.
El anonimato es la condición con la que ahora los trabajadores y funcionarios han decidido declarar, el miedo a la denuncia se ha vuelto cómplice de la situación que ahora vive este local. Según fuentes ligadas a Sanidad, la Alcaldía y la Fundación Yocoima, estas instituciones han recibido los reclamos, pero ninguno se ha pronunciado y mucho menos se han acercado al matadero para constatar el descuido ocasionado por su indiferencia.
Promesas sin ejecutarse
“Esto sigue igual o hasta peor, estamos esperando a que se construya el matadero industrial pero mientras tanto seguimos trabajando en estas condiciones”, expresó uno de los matarifes, quien prefirió no revelar su nombre.
En junio de este año Laura Alcalá, ex directora de la Fundación Yocoima, afirmó que el alcalde Gustavo Muñiz con el apoyo de la CVG, había concretado un proyecto de Matadero Industrial y que, ante las instancias nacionales y regionales, se le había gestionado los recursos para iniciar su construcción y puesta en marcha, pero no se conoce pista sobre este supuesto proyecto.
En ese momento también se habló de mejoras en los corrales y reparaciones eléctricas, así como de disposición de los desechos orgánicos en fosas; pero el pasado jueves estas fosas no estaban aptas para acumular el contenido fecal que se extrae del mondongo del animal, lo que originó la multiplicación de moscas. “Era horrible la cantidad de moscas en el lugar”, dijo otro de los trabajadores.
El descontrol sanitario antes, durante y después de la matanza de las reces ha generado preocupación en la población, habitantes sienten miedo de consumir carne extraída de un lugar tan contaminado.
Ganaderos también muestran su temor. Juan Ramón Kobritz, presidente de la Asociación de Ganaderos de Upata, le pidió públicamente al alcalde la administración temporal de este recinto, ambicionando en primer lugar la optimización de las condiciones físicas, pero la solicitud jamás recibió respuesta de la municipalidad.
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